jueves, 12 de noviembre de 2009

La Montesa Cota 25 de Paula (II)

Las barras de la horquilla la verdad es que estaban bastante mal. Una vez que quité toda la pintura negra con la que habían pintado la parte superior, vi que tenían pequeñas marcas verticales supongo que consecuencia de la cantidad de porqueria acumulada en años y de alguno de los retenes que estaba realmente mal. Así que después de consultar con diferentes personas expertas en éste modelo, y de visitar webs como http://www.tumotoverde.com/ en la que encontré muchísima información al respecto, y un post realmente genial de "Super76" que podría considerarse como una de las más detalladas guias de restauración que existen, decidí que lo que iba a hacer sería un rectificado muy suave de barras, cromar solamente la parte vista de las barras (superior) y ponerle unos retenes de calidad para ver si no había pérdidas de aceite. En el caso de que perdiera, únicamente quedaba la dificil opción de buescar unas barras nuevas o unas de ocasión en mejor estado que las mías.

La solución funcionó, y una vez limpiados los hidráulicos, el interior de las botellas y los muelles a conciencia, volví a montar todo, le puse un aceite de calidad (Fork Oil USD de Motul) y comprobé que no sólo no perdía, además funcionaba perfectamente y con un tacto buenísimo. Pero no todo iban a ser buenas noticias...los tornillos superiores de la horquilla - los de llenado- son de aluminio y estaban muy deteriorados tanto estéticamente como la rosca. Después de intentar pulirlos y reparar en lo posible la rosca, el resultado era malísimo, y estos tornillos no se encuentran fácilmente. Después de muchas consultas a recambistas navegar por infinidad de webs de clásicas y de preguntar a todo el mundo, un día recibí un e-mail de otro "forero" de http://www.tumotoverde.com/ en el que me comentaba que tenía una horquilla de sobras en la que los tornillos estaban en buen estado, pero no quería venderlos, y me proponía que si yo le localizaba 2 piezas que a él le faltaban podríamos hacer un trueque y todos contentos. La idea me pareció perfecta, así que conseguí laplaca delantera y el soporte de goma para la matrícula, los envié a Bilbao y a cambio recibí mis tornillos/tapones de horquilla. estaban muy bien y solo necesité pulirlos un poco.

Durante el tiempo que dediqué a la horquilla, ya me habían llegado las ruedas radiadas, mi buen amigo Domingo Gris propietario de Moto Gris en Molins de Rei www.motogris.com y bi-campeón de España de Motocross en los 70 me consiguió un guardabarros trasero, la placa delantera y otras pequeñas piezas, el guardabarros delantero lo conseguí por internet a precio de risa y en un estado más que aceptable, conseguí los puños, estriberas y manetas en autoretro y le había cambiado el pistón y el embrague al motor, con lo que ya podía comenzar a montar la moto...Ah! y los neumáticos Pirelli originales que tenía la moto, aunque un poco agrietados conservaban perfectamente los tacos (incluso algunos pelillos), así que los limpié a conciencia con agua y jabón, spray de silicona y !Cómo nuevos!.

Así que me puse manos a la obra. Motor en el chasis, escape, basculante, subchasis trasero y amortiguadores. Todo ello sobre un caballete encima del banco de trabajo y a montar horquilla y ruedas...la cosa comenzaba a tomar forma...Y qué forma!!!



Ahora sólo faltaba todo el cableado y un pequeño detalle...el depósito.
La historia del depósito tiene miga...se lo llevó un amigo para pintarlo, pero como coincidió con que volvíamos a estar embarazados y que ésta vez eran MELLIZOS !!! lo que venía, pués la cota 25 volvió a quedar aparcada a finales de 2006 y yo no pensé más en el depósito,´y no fué hasta principios de 2009 cuando los peques ya tenían 2 años que volví a retomar la restauración con el objetivo de terminarla para la Montesada y que me acordé del dichoso depósito.



Bueno, al final el depósito lo acabaron pintando los amigos de Colormotos en Sta. Eulalia de Ronçana, y la verdad es que mejor no se podía hacer. Un trabajo impecable tanto de saneado, como de reconstrucción y evidentemente de pintura...unos cracks. Además lo hicieron en tiempo record, en dos semanas y lo recibí a principios de Octubre con lo que tenía 2 semanas para montar y empezar a probar la moto.

Mientras esperaba el depósito me dediqué a montar todos los cables, la instalación eléctrica, algunos ajustes, y....arrancar la moto !!!...uf, que miedo me daba. No por el depósito provisional adaptado, más bien por haber sido yo el artífice del montaje del pistón y del embrague... Si, si, ya sé que es fácil y que si lo has hecho como se debe no tiene porqué pasar nada, pero que queréis que os diga, a mi cada vez que lo hago y toca arrancar la moto me viene el "canguelis".

Y sorpresa !!!...la moto no hacía chispa. ¿problema?...que listo de mi, cuando saqué el encendido no lo marqué y lo volví a montar como me pareció, y claro estaba mal calado.
Así que cargué la moto en el coche y a toda prisa a Molins de Rei a ver a Mingo. Se rió cuando le expliqué lo sucedido, cambió los platinos, caló el encendido, la arrancó, y ¡¡¡ A correr !!!.

Hasta que llegó el depósito me dediqué a solucionar unos problemillas de carburación...bueno, más bien de admisión o de exceso de admisión que, como siempre en éstas cuestiones de admisión me ayudó a solucionar mi buen amigo Xavi Banús... Mercie Xavi.


En fin, que contentísimo por haber terminado la Cota 25 a tiempo para la Montesada. Han sido 4 años y medio, con muchísimas interrupciones forzadas, pero la moto con la que más he disfrutado hasta hoy. Ádemás mi hija está encantada con ella...Lo podéis ver y leer en el Post de la 9ª Montesada.






jueves, 22 de octubre de 2009

La Montesa Cota 25 de Paula (I)

Todo empezó en 2004...Verónica estaba embarazada !!!
La verdad es que desde muchos años antes ya me rondaba por la cabeza la idea de que mis hijos tuviesen una Cota 25 para cuando quisieran comenzar a ir en moto. Si, es cierto que en el mercado hay motos más modernas y más reducidas de tamaño que son más adecuadas para empezar, pero en los 70 solo había la Cota 25... Bueno vá!...también la Chispa de Bultaco, pero evidentemente no era una opción ni en los 70 ni mucho menos ahora...para mi, claro.
Así que a mediados de 2004 dejé aparcado provisionalmente el "Proyecto Rápita 250 automix" en el que estaba trabajando y al que dedicaré un post aparte, y comenzó la búsqueda de una Cota 25 más o menos en condiciones. Primero estuve mirando en Auto retro, pero en aquellos tiempos, las Cotas 25 ya andaban sobre los 3.000€ restauradas, así que decidí buscar por internet una moto para restaurar lo más entera posible.
Tuve suerte, y no encontré una...fueron dos. Una estaba en Vic. llamé, fuí, la probé y me la llevé y aunque el aspecto era bastante lamentable, funcionaba, conservaba las piezas originales más difíciles de conseguir, y el precio fué bastante razonable.


La segunda la encontré en e-bay y estaba en Inglaterra. Tenía bastante buen aspecto, así que me puse a pujar y al final la conseguí a un precio de derribo. Un amigo que tiene una empresa de transporte internacional se encargó de traerla desde UK y en dos semanas ya tenía dos cotas 25 en el garaje y muchas ganas de empezar a trabajar en ellas.




Lo primero fué revisar a fondo ambos modelos tanto a nivel de motor como de componentes, y la verdad es que ambas unidades arrancaban y funcionaban correctamente y los componentes importantes como la horquilla, amortiguadores, manillar, puño de gas, depósito, etc. eran originales en ambas y dejando aparte los evidentes signos del paso del tiempo, estaban en bastante buen estado. Así que finalmente, decidí dejar una lo más completa posible y vender la otra para sufragar parte de los gastos de restauración. Había estado consultando precios de guardabarros, pintura, gomas...y los precios la verdad es que baratos no eran. En dos semanas una de las cotas estaba vendida y ya podía comenzar a concentrarme en la que conservé.
Quien me iba a decir entonces que al cabo de dos años volveríamos a estar "embarazados". bueno, el embarazo si que estaba previsto, pero que viniesen mellizos, pués no !...Y la vendí baratita !!!.
Lo primero fué desmontar completamente la moto, separar piezas para cromar, pulir, pintar, reparar, radiar y llevarlas a los profesionales. A continuación confeccionar una lista de piezas pendientes y empezar a buscar en internet y mercadillos.




En paralelo, decidí que el bastidor lo pintaría yo mismo, y la horquilla también la intentaría solucionar sin ayuda externa, así que llevé bastidor y basculante a chorrear, desmonté la horquilla y llevé las barras a rectificar y cromar y las botellas a pulir.




En éste momento, se comenzó a complicar la cosa. Paula requería muchas atenciones de sus primerizos padres y el proyecto Cota 25 quedó aparcado provisionalmente. Esto era a mediados de 2005, un año después de comprar las Cotas y 4 o 5 meses después e nacer Paula.

No fué hasta la primavera de 2006 que retomé el proyecto. Con el buen tiempo me puse a trabajar de nuevo en el bastidor que ya me había chorreado un buen amigo - Gràcies Rafa ! -. Desengrasar, 3 capas de imprimación, empapelar el garaje, colgar las piezas como jamones y tres capas de pintura en spray (eso si, de altísima calidad, que cada spray costaba un riñón).


Y a esperar las barras de la horquilla, ruedas radiadas y algún que otro componente para empezar el montaje...

Continuará....

lunes, 12 de octubre de 2009

9ª MONTESADA...¡¡¡ QUÉ GOZADA !!!

Nueve años de fantásticas montesadas, el listón altísimo, y la de éste año ha sido la mejor jornada montesista que he vivido en años. Han sido muchas cosas o la conjunción de todas ellas seguramente, pero ha sido un día que jamás olvidaré.

Récord de inscripciones en todas las actividades (270 dorsales repartidos), récord de motos de carretera (80), récord de asistencia de público, un día precioso, y mi hija Paula que se ha estrenado con su Cota 25...¿será ésto último lo que más me ha llenado?, ¿o ha sido la guinda del pastel?.


Acabo de hablar con Joan Cañellas, y me decía que tenía la misma sensación. Luego he hablado con Santi Ruiz y lo mismo.

Está claro que nuestra montesada tiene solera, ha calado hondo y se ha reafirmado como una de las más auténticas concentraciones de motos que se celebran en el mundo...si, si EN EL MUNDO , pero es que además es un evento que se vive en familia. En los últimos años cada vez se veía a más niños, pero lo de éste año ha sido realmente espectacular. He perdido la cuenta de las Cotas 25 que durante toda la mañana iban arriba y abajo, qué bonito! muchos papás con su cota grande seguidos por sus hijos y sus pequeñas cotas, y luego el espectáculo de nuestros geniales pilotos oficiales continuamente animados por cientos de niños que coreaban sus nombres mientras agitaban sus pequeñas banderitas amarillas de Montesa...emocionante.

Fuji: Quin Crack!!!
En la exposición de motos hemos tenido ocasión de disfrutar con piezas realmente espectaculares: La Villa 250, La Enduro 250 de Nacho Bartlett, un precioso motor fueraborda, las entrañables Montesitas y un largo etcétera de verdaderas joyas.

La organización perfecta como siempre, pero es que los montesistas son una gente especial y francamente se lo ponen muy fácil, y puedo dar de ello...así da gusto organizar lo que sea. Como vengo haciendo desde la 2ª edición me he reponsabilizado de la ruta de la "mini-impalada" haciendo de enlace entre El Club Montesa y el Motoclub Impala, y debo confesar que éste año ha sido el mejor con diferencia. 80 motos: D51, Cronos, Rápitas y King Scorpion Automix, Texas, Impalas, Enduros...Lo que siempre había querido, prácticamente todos los modelos de carretera o preparados para ella que Montesa tuvo en su catálogo formaban parte de la larga fila de Montesas que causaba sensación por dónde pasaba: Tona,Balenyà, Seva, Taradell...Preciosas motos pilotadas por gente realmente fantástica que estoy seguro que repetirán el próximo año y a los que prepararemos algo realmente especial con motivo del 10ª aniversario de nuestra Montesada, y porque se lo merecen !.
Ah! y el final de fiesta de una bien nutrida representación del Motoclub Impala no podía ser mejor.

Nos fuimos a comer a un Restaurante de Els Hostalets de Balenyà (El Nadal) en el que por cierto coincidimos con otro selecto grupo de montesistas: Ramón Valls, Julian de Cabo, John Haberbosch, Los hermanos Bartlett, Ramón Molina... Nosotros éramos 33 adultos y 10 niños y a media comida vi que en la parte trasera de la masía había un campo perfecto para que los niños diesen unas vueltas con sus motos. Le pregunté a Toni, el propietario que enseguida me dijo que sin problema, que el campo era suyo y que podíamos utilizarlo cuando quisiéramos.

Así que tardamos muy poco o nada en descargar de nuevo las motos de los niños, y durante más de dos horas 4 cotas 25 y una Cota 49 estuvieron dando vueltas sin parar para deleite de sus pequeños pilotos...¿o para deleite de los papás, quizás?. Bueno la verdad es que para deleite de todos. A los niños no había forma de hacerlos bajar de las motos, y los papás...la verdad es que tampoco insistimos demasiado.




Paula mi hija mayor, a sus 4 años y medio estrenó por fin la Cota 25 que le regalé el día que nació y que he estado restaurando desde entonces. Le puse unas ruedecitas y Paula encantada dando gas. Al final aún con las ruedecitas sufrió una caida. La verdad es que nos despistamos en un momento que estaba parada con el motor en marcha, y por lo que parece aceleró sion querer y sin mirar hacia adelante y se fué por una pequeña bajadita en la que se cayó de lado. Resultado: Un buen susto y un rasguño en el brazo. Veronique, su madre fué corriendo y le decía: llora, llora que así se te curará más rápido, ya verás. Y ahora vamos a ponerte agua para limpiarlo, y Paula le respondió: Si, si vamos a lavar la herida, pero en moto eh!...No me lo podía creer.
Y los siguientes... ¿en la 10ª?
Ah! me olvidaba del comentario del día:
Los Hjos de Dominica del Motoclub Impala: Tristán (7 años) mientras miraba la exibición de trial junto a su hermana Inés (4 años) le suelta; "Inés, Inés...ya puedes volver a llevar Chupete...venden unos de Montesa !!!... Genial!

En fin, Un día genial y muchas ganas de repetir jornadas montesistas como ésta.

domingo, 16 de agosto de 2009

Montesa: Mis primeras experiencias (II)

Recuerdo aquellas matinales del Sábado en Esplugues con mucho cariño. Fueron muchos Sábados, durante años, pero lejos de considerarlas como una "imposición" de mi padre - ir al campo del Español cada dos Domingos si que era una imposición- para mi era aquello que había estado esperando impaciente durante toda la semana.

Para aquel niño que era, aquella fábrica era mágica, y su magia me atrapó de tal manera que aún hoy con 40 me emociono al recordar todo lo que viví en ella.

Siempre llegábamos muy pronto, sobre las 9. Desayunábamos siempre en un bar que estaba junto a la fábrica (El Bar Montesa, como no) con Arturo Roures (Tomate, jefe de afinaje, intimísimo de mi padre y padrino de mi hermano Jordi) y su hija Imma que tenía mi misma edad.

Con el estómago lleno nos volvíamos a subir en el coche y hacia "fábrica". Parada frente a la barrera, claxon, barrera que subía, saludo, aparcar y caminando hacia la garita de control en la que se celebraba la tradicional y, para nosotros los niños"pesadísima" tertulia de cada Sábado con el responsable de control de acceso, que era un empleado de fábrica que los Sábados y Domingos por la mañana hacía "horas" en la barrera, y con quien mi padre y Arturo siempre compartían unos minutos charlando sobre las últimas "novedades". Minutos que a mi me parecían horas, porque para mi, lo que habíamos venido a hacer era montar en moto...y mientras duraba el "bla, bla, bla..." yo me apalancaba en la ventana de la garita mirando hacia las grandes compuertas que había al otro lado del parking y detrás de las cuáles dormía la magia.

Recuerdo especialmente un Sábado de 1974. Después de la rutina habitual nos fuimos hacia unos de los almacenes y al abrir la puerta, en lugar de coger alguna de las motos grandes, nos dirigimos hacia una enorme hilera de Cotas 25 que estaban pendientes de arrancar y afinar -responsabilidad de Arturo -.



Publicidad Cota 25. En la Foto, Joan Cañellas Permanyer...Un buen amigo

Aquella mañana fue increíble. Arturo y mi padre. Cada uno en una moto y con sus hijos sentados delante. Hasta aquí bien porque hasta aquel día siempre había sido así, sólo que ésta vez la diferencia era la altura de la moto, y que cuando ya llevábamos rodadas 2 o 3 unidades, mi padre me preguntó: "la vols portar?" (¿la quieres llevar?)... Recuerdo que me giré pensando que era una broma, pero su sonrisa confiada y segura no era la de las bromas... me hizo un gesto afirmativo con la cabeza, y...hablaba en serio !!!.
No sé cuantas horas estuvimos dando gas pero fueron muchas. Me consta que hicimos por avanzado más de la mitad del trabajo que Arturo tenía planificado para la semana siguiente, y es que esta fue una de las anécdotas que entre ellos comentaron una y otra vez durante años, y recordaban perfectamente el berrinche que pillábamos cada vez que nos insinuaban que " ja està bé per avui" (ya está bien por hoy), con lo que no tuvieron más remedio que alargar la jornada hasta que todas las Cotas 25 del almacén estuvieron arrancadas y afinadas... y luego las consecuentes explicaciones a sus respectivas que llevaban horas esperando con la comida en la mesa...
Arturo Roures y Emilio Domínguez: Vacaciones en San Salvador 1975

miércoles, 15 de julio de 2009

Mi relación con la Montesa Impala (y III)




Ya de vuelta en Barcelona yo y mi cabreo éramos inseparables, y el hecho de coger el Metro cada día para ir a la oficina hacía que todavía estuviésemos más unidos. No paraba de darle vueltas al hecho de que el seguro no cubría el robo y que a mí me quedaban 2 años de letras para terminar de pagar una moto que ya no tenía, y que de momento no podía comprarme otra. Finalmente tuve claro que no me quedaba más alternativa que empezar a utilizar la Impala de mi padre que estaba aparcada en el garaje.
Y aquí empezó mi romance con la Impala. Los primeros días mala cara, reniegos y resignación, pero poco a poco fui viendo que la moto iba perfecta por ciudad y por carreteras reviradas, era cómoda, no gastaba nada y no sé, cada vez la encontraba menos fea. Así que a medida que pasaba el tiempo y que utilizaba la moto a diario me fue enganchando hasta el punto que desde entonces no me he planteado la posibilidad de comprarme una otro moto “moderna” ni durante los 6 años que trabajé en Yamaha España y tenía la posibilidad de comprar la Yamaha que quisiera a un precio de escándalo. 


Impalada 2007 (Foto: MC Ediciones)

Tras unos cuántos años conduciendo y disfrutando la Impala a diario leí que hacía pocos años que se habían vuelto a organizar las Impaladas, que en pocos días se celebraba una, y allí que me fui. Fue la edición del 2.001 en la que se salió desde L'Illa Diagonal y ya no he faltado a ninguna. Gracias a la Impala y a las impaladas he tenido ocasión de reencontrar amigos de mi padre a los que hacía años que no veía y la gran suerte de conocer a un montón de Impaleros...una gente magnífica a la que tengo intención de dedicar un capítulo exclusivo en este blog.

En fin, que a la Impala le costó sus añitos, pero finalmente me sedujo para siempre. Lo hizo sin prisa y segura de ella misma. Así es la Impala. Que pase el tiempo no tiene importancia por ella. La mía lo sabe, porque aunque es la más jovencita de la saga ha visto como sus hermanas mayores llevan seduciendo a sus propietarios desde el año 63 y generación tras generación. 

Rallye d'Hivern 2004 (Foto: Racing Files)


Lo tuvo clarísimo desde el principio, sabía que yo caería igual que lo ha hecho cualquiera que ha tenido la oportunidad de conducirla, y también sabía que una vez me enganchara ya sería irreversible. En estos años hemos hecho juntos muchos miles de kilómetros y nunca se ha quejado, siempre ha estado dispuesta y nunca le han importado ni los kilómetros que tuviese por delante ni si hacía sol, llovía o incluso nevaba...ni un simple resfriado ha sufrido esta Impala que sigue tan joven y ágil como el primer día y que sabe que siempre acabará seduciendo a quien ella se proponga.

Y para mí lo más importante de todo: Es la moto de mi padre, y no hay día que me suba a la Impala y no piense en él y recuerde lo que me decía que yo necesitaba en aquel lejano 1989...”Una moto cómoda, sencilla, de bajo consumo y preciosa”...tardé unos cuántos años en darme cuenta y entenderlo pero al final la lógica y el sentido común se impusieron y acabé convirtiéndome en un Impalero convencido. Ya tengo ganas de explicarles la historia de la Impala del abuelo a mis hijos... 
Ah!, y ya hace unos cuántos años que volví a montar el carenado blanco...Qué bonita que está!




martes, 14 de julio de 2009

Mi relación con la Montesa Impala (II)

El día que me examiné de práctica en Montjuïc mi padre me acompañó con su Impala. La intención era que hiciese la práctica con ella, pero claro está el radio de giro de una Impala y de una Vespa no tienen nada a ver y al negarme el examinador la posibilidad de aplazar la prueba para hacerla otro día con una Cota 307 sin matricular - creo que no me lo dijo pero con la cara que puso lo entendí rápidamente - pues no tuve más remedio que alquilar la Vespa.

La cosa fue muy bien y aprobé, pero más que el hecho de haber obtenido el carné, de aquel día lo que más recuerdo es la vuelta que mi padre me dio por Montjuïc recordándome los puntos más importantes del mítico circuito: La Pèrgola, Poble Espanyol, Sant Jordi, Recta de l'estadi, Teatre Grec, Font del Gat..., y aquí en “Font del Gat” fue donde le hicimos un genial “porfuera” a una NS125R que poco antes nos había adelantado a todo trapo y que hacía rato que iba buscando guerra...”Si que se aguanta esta Impala con dos personas”, “Qué le pasa a mi padre “ y “Qué malo que es este tío de la 125” son algunas de las frases que me pasaron por la cabeza.

Al cabo de unos meses, estando de vacaciones en Hostalets de Balenyà mi 125 gripó y en el taller me dijeron que la tendrían una semanita como mínimo...Ningún problema, por el pueblo me podía mover con la Cota hasta que me arreglasen la Honda, pero la cosa se retrasó, el recambio no llegaba y yo tenía que bajar a Barcelona para asistir al Concierto “Human Rights Now” con mi novia. En el Nou Camp tocaban Bruce Springsteen, Peter Gabriel, Sting, Tracy Chapman, El último de la Fila y Yossou N'Dour y no nos lo podíamos perder. Mis padres salían con el coche y la única opción que me quedaba era La Impala que yo todavía no había conducido prácticamente nunca. No lo olvidaré nunca, ni botón de arranque, ni estárter en el manillar, ni intermitentes y el cambio a la derecha...además no se por qué razón -o sí - a los colegas del pueblo aquella moto les hacía mucha gracia y yo debía pasar por el Ateneo del pueblo dónde habíamos quedado para ir a Barcelona , lo que no me hacía ninguna gracia.

 


Fue sólo coger la bajada de delante de casa y llegar al primer STOP ya me había equivocado de pie y convencido de que era el pedal de freno había reducido a 1ª con la consecuente clavada de rueda y por poco que no me voy al suelo. Nuestra relación no iba por muy buen camino. La bajada a Barcelona y retorno por la noche a las tantas tras la fiesta en Barcelona fue un calvario...todo el mundo me adelantaba, aquello no pasaba de 90 y si lo hacía al final de alguna recta en bajada y con el viento a favor, vibraba muchísimo y hacía un ruido que parecía que iba a explotar, no veía nada y además me sentía ridículo con aquel espantoso carenado blanco que mi padre había recuperado del altillo unos días antes y que en contra de mi opinión acababa de instalarle a la moto...Sólo le faltaba aquello a la Impala !.

Esto ocurría en Septiembre del 89 y no fue hasta dos años después que volvería a tener contacto con la Impala. La repentina muerte de mi padre en marzo del 92 nos dejó deshechos. Llegaba el mes de Abril y se acercaban las vacaciones de Semana Santa para las que meses antes ya habíamos previsto un viaje en moto a París con mi primo Víctor. Aprovechando la Inauguración de Eurodisney estaríamos unos días paseando por París en moto. Debido a las desgraciadas circunstancias, estábamos planteándonos cancelar el viaje, pero mi Madre insistió en que quería que hiciéramos el viaje igualmente y al final le hice caso...Me iría bien para pensar en otras cosas tras un mes muy duro. El viaje estuvo muy bien hasta la mañana en que teníamos previsto volver a Barcelona tras 5 días en París. Las motos no estaban en el parking!!!...Aquella noche nos habían robado las dos CBR600 nuevecitas...

Segovia 1991 con mi amigo Jordi Servalls

Mi relación con la Montesa Impala (I)





Mi padre fue un “Tomate” y por ello luzco orgulloso una pegatina de la escudería en el guardabarros de “su” moto. La historia de La Escudería Los Tomates es uno de los capítulos del magnífico e imprescindible libro “La IMPALA, su gente y sus carreras” de mi buen amigo y compañero del moto Club Impala Santi Ruiz, pero a grandes rasgos “Los Tomates” eran una pandilla de trabajadores de Montesa que como pilotos privados participaban en subidas en cuesta y rallyes de regularidad con el apoyo de fábrica y mantenían una estrecha relación tanto con los pilotos de fábrica como con los técnicos. Esto aportaba a la marca una información muy valiosa sobre el comportamiento de determinados componentes que más adelante podían acabar utilizando los pilotos oficiales. Los Sábados por la tarde “juergas y cachondeo” y los Domingos, excursiones y carreras... 

Algunos miembros de la Escuderia los Tomates. Mi padre con el 45


 Quién me lo debía decir !... la Impala me ha estado rondando a lo largo de los años y nunca le hice demasiado caso, más bien todo lo contrario. En 1989 cuando la Impala 2 llegó a casa fui bastante crítico con aquella moto que yo consideraba desfasada para la época y que mi padre había comprado por sustituir la Honda Revere 650 que tenía hasta entonces. Para mí la Impala era una moto “en blanco y negro”, de hecho era la moto de las "batallitas" de mi padre y de la que en casa había muchísimas fotos -en blanco y negro, claro está - de rallyes, subidas en cuesta, Montjuïc, etc..., pero nunca me había despertado ningún interés. Cuando mi padre llegó a casa y nos dijo que en el garaje tenía una moto nueva, yo y mis hermanos bajamos esperando encontrar algún último modelo de Honda, pero al ver aquella “moto antigua” la verdad es que nos quedamos un poco fríos.

 

Emilio Dominguez
Emilio Dominguez


En ocasiones le habíamos oído comentar que algún día volvería a tener una, que con ninguna moto se lo había pasado tan bien como con la Impala, que las sensaciones que había vivido sobre de esta moto nunca las había vuelto a sentir con ninguna otra moto, y que estaba harto de estas motos tan modernas a las que no se les puede cambiar una simple bujía sin desmontar antes media moto, y que además le iban demasiados grandes - Pocos meses antes había caído con una Transalp en un semáforo cuando llegando justito al suelo el pantalón se le enganchó al estribo, y no se lo sacaba de la cabeza -. La Impala 2 que llegó a casa era el último modelo que quedaba en la fábrica de Esplugues. Hacía poco que Montesa había entregado una partida de motos a la Policía de algún país suramericano, y sólo había quedado una unidad en fábrica. Entre los compañeros y amigos de mi padre le insistieron mucho en que se la quedara él, y viendo que Artemio Paladín, Arturo Rores, Jordi Permanyer, Paco Mateo, etc., todos la utilizaban a diario y estaban encantados, pues al final decidió volver a la Impala. En aquel 1989 yo tenía 20 añitos y me estaba sacando el carné de moto grande para comprarme una Honda NS125F (La “Rothmans”) que era la moto ideal según mis estándares. Era moderna, deportiva, potente y atractiva. Por el contrario, mi padre me insistía en que lo que yo necesitaba era una moto cómoda, sencilla, de bajo consumo y bonita como la Impala 2, y me decía que si quería todavía podríamos encontrar alguna nueva en algún concesionario Montesa... yo pensaba que mi padre ya se empezaba a hacer mayor y evidentemente seguía soñando con la Honda...
Quintanilla (92(, Roures (91), Palahy (82) y Dominguez (81)

Palahy y Dominguez. Rally de Lleida 1963

lunes, 22 de junio de 2009

Montesa: Mis primeras experiencias (I)

A los 4 o 5 años, aparte de los juegos propios de los pequeñajos de esa edad, una de mis distracciones preferidas eran los álbumes de fotos, y los mejores eran aquellos repletos de motos en blanco y negro a los que siempre acompañaban unas historias geniales que oí miles de veces. Recuerdo también unos enormes estantes llenos de trofeos a los que mi madre limpiaba el polvo y sacaba brillo continuamente hasta que un buen día se hartó y se empezaron a repartir en casa de los abuelos, los tíos, cuñados, etc, y muchos de los cuáles, lamentablemente se han ido extraviando con el paso de los años y las mudanzas.
Pués bien...muchos de los cuentos de mi niñez eran historias de motos y con semejante "training" no es nada extraño que el niño saliera motero y que desde muy pequeño quisiera una moto de verdad.

Lo más curioso del caso es que desde los 5 años ya tenía clarísimo que moto quería...una Rápita 250 Automix !!!, y el motivo de ésta obsesión - porque hasta hace 5 años realmente ha sido una obsesión - es que en el año 1.974 durante una de las habituales matinales con niños en la fábrica de Esplugues, fué cruzar la barrera de entrada y desde la ventana trasera del Renault 6 vi como 7 u 8 unidades de éste modelo colocadas en paralelo y listas para cargar en un camión. La visión fué impresionante, y aún hoy recuerdo perfectamente el precioso color lila, los relucientes cromados, los intermitentes, el cuadro de instrumentos...Aquella moto me enamoró, y desde aquel día no hacía más que pedirle a mi padre que se comprase una. La respuesta: "Si, rei, si..."




En fin, que fué que no...pero el flechazo no fué sólo un amor de infancia, ni de adolescéncia...fué un enamoramiento en toda regla, un amor platónico al que después de 30 años encontré de nuevo y con quien hoy le soy "infiel" a mi otro amor con ruedas...Mi querida Impala 2.




















martes, 16 de junio de 2009

Juventud en Montesa

En realidad mi padre no acabó de aparcar del todo su afición al futbol. Lo que hizo fué dejar el equipo en el que jugaba - el Santfeliuenc - ya que técnicamente es lo que le pidió mi abuelo, y continuó jugando en el equipo de futbol de Montesa que competía en una categoría bastante inferior. Los entrenamientos no eran tan frecuentes ni exigentes como en el anterior club lo que le dejaba más tiempo para estudiar y para las motos.







Fotos Sup: El Montesa FC con "ilustres" como Arturo Roures (Entrenador)
y Paco Mateo (Masajista) . Foto Inf: mi padre con su recién estrenada Brio
en Montjuïc

Al poco tiempo de estrenar la Brio ya empezó a participar en algunas pruebas de regularidad, pero no fué hasta la aparición de la Impala en 1962 que comenzó a participar en serio en Rallys y carreras de resisténcia en las que coincidió con pilotos consagrados como Oriol Regás, Felipe Millet, Jose Mª Arenas, etc.

A partir de ese momento, el fútbol quedó en un segundo plano y aunque nunca dejó de jugar como aficionado, sus esfuerzos se concentraron en las motos y en la recién creada Escudería "Los Tomates" de la que fué uno de los fundadores junto con Arturo Roures, Artemio Palacín y Quique Palahy...pero ésta historia merece un capítulo aparte.












                                               1964: Los Tomates en la Barceloneta

El germen

Son ya 40 años de relación con ésta gran marca...los que tengo. Cuando nací mi padre ya llevaba 15 años trabajando en Montesa y lo hizo durante toda su vida, Falleció en 1992 a los 52 años.

Se incorporó con 14 años como aprendiz y compaginaba el trabajo con sus estudios y su primera pasión: el fútbol. Pero mi abuelo siempre pensó que el fútbol era demasiado peligroso, así que se las apañó para, a través de un amigo suyo que trabajaba en Montesa, "enchufar" al niño para ver si el contacto con las motos conseguía desviar su atención de aquel deporte "tan peligroso".

Fábrica de la Calle Pamplona

Y como el niño seguía jugando cada semana al fútbol, después de algunas fracturas, cejas abiertas y otros lances del juego, mi abuelo le hizo una proposición...si dejaba el fútbol, Le compraba UNA MOTO!

Y aquel fué el momento en el que todo comenzó...

Mi padre estrangulado sobre su recién estrenada Brio 81 en la fábrica de la Calle Pamplona

Montesa: Estrenando Blog

Hace ya mucho tiempo que me apetecía crear un Blog y escribir mis experiencias relacionadas con Montesa. Hace ya cuatro años di por casualidad con el Blog del amigo Julián mientras navegaba buscando información sobre la óptica de una Montesa Rápita, y tuve ocasión de leer su post dedicado a las leyendas urbanas sobre la King Scoprion. Me gustó su forma de escribir y la gran cantidad y calidad de información que me facilitaba, y pensé que aquel Blog me sería muy útil en el futuro, así que lo añadí a favoritos y desde entonces ha sido para mi un Blog de referencia y de consulta obligada tanto para obtener información como para disfrutar de sus magníficos posts.
Hace poco tiempo, mi amigo y compañero del Motoclub Impala Pep, me comentó que había creado un blog en el que explicaba la restauración de su preciosa Texas 250, y aparte de pasar a hacerle compañía al Blog de Julián en mis favoritos, de alguna forma fué el empujoncito que me faltaba para animarme a poner en marcha mi propio Blog.
Así que aquí estoy, y me he hecho el firme propósito de actualizar el Blog como mínimo una vez por semana... eso si, siempre que mis obligaciones -sobretodo mis tres "pequeñajos" -me lo permitan.

lunes, 1 de junio de 2009

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