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jueves, 10 de febrero de 2011

La "Tomates" ya duerme en casa

Hace ya tiempo que mi amigo Santi Ruiz cuando me pregunta por la impala siempre se refiere a "La Tomates". La verdad es que el apodo me gusta por lo que evoca y porque viene de Santi.

Desde el accidente a principios de Diciembre la moto estaba en el taller de Salva en Barcelona. Allí la llevé para que la peritasen y para que Salva la reparase. Han sido dos meses persiguiendo a la compañía de seguros, para que a su vez persiguiesen al perito y presionasen a la compañía contraria para pagar los más de 2.000€ que costaba la reparación. De momento no he conseguido nada. Hay un parte amistoso en el que el contrario reconoce que se saltó un Stop, pero como no colisioné con él todo son pegas...Pues menos mal que no colisioné !!!.

Durante los días que la moto estaba en el taller, he ido pasando por allí regularmente como el que va a visitar a un enfermo - es que en realidad es de la familia -, y aprovechando que la moto estaba desmontada, pues aproveché para hacerle algún que otro pequeño tratamiento: frenos, pintar guardabarros trasero, yyyyy...Atenció "Pep", "Coro", Xavi y compañia: LEVANTAR CULATA !!!


Vaya ! el pistón quedó arriba ;-)
Salva y Carles "el testigo"...mudo, claro






Estos tratamientos "extras", que quede claro que los he pagado aparte, eh!...lo digo por si mis "amigos" de la compañía contraria leen este post, y en cuanto a la culata..."Hasta aquí puedo leer", y no le preguntéis a Salva porque para estas cosas, el mecánico también tiene su código deontológico como los médicos y abogados o debe acogerse al secreto de confesión como los curas...

Finalmente el Martes me pasé por el taller a recogerla, y no sabéis la ilusión que me hizo volver a conducir mi querida impala después de dos meses en la UVI. 



Cuando llegué a casa lo primero que hice fue pegarle de nuevo el adhesivo de la Escudería Los Tomates en el guardabarros trasero, seguí con  las calcas de impala 2 en el lateral del depósito, luego el adhesivo del Motoclub en el depósito y la funda para terminar con el ritual .


Aunque me he quedado -de momento - con un enorme vacío en la cartera, vuelvo a dormir mucho más tranquilo sabiendo que "La Tomates" vuelve a estar en casa.

martes, 14 de julio de 2009

Mi relación con la Montesa Impala (I)





Mi padre fue un “Tomate” y por ello luzco orgulloso una pegatina de la escudería en el guardabarros de “su” moto. La historia de La Escudería Los Tomates es uno de los capítulos del magnífico e imprescindible libro “La IMPALA, su gente y sus carreras” de mi buen amigo y compañero del moto Club Impala Santi Ruiz, pero a grandes rasgos “Los Tomates” eran una pandilla de trabajadores de Montesa que como pilotos privados participaban en subidas en cuesta y rallyes de regularidad con el apoyo de fábrica y mantenían una estrecha relación tanto con los pilotos de fábrica como con los técnicos. Esto aportaba a la marca una información muy valiosa sobre el comportamiento de determinados componentes que más adelante podían acabar utilizando los pilotos oficiales. Los Sábados por la tarde “juergas y cachondeo” y los Domingos, excursiones y carreras... 

Algunos miembros de la Escuderia los Tomates. Mi padre con el 45


 Quién me lo debía decir !... la Impala me ha estado rondando a lo largo de los años y nunca le hice demasiado caso, más bien todo lo contrario. En 1989 cuando la Impala 2 llegó a casa fui bastante crítico con aquella moto que yo consideraba desfasada para la época y que mi padre había comprado por sustituir la Honda Revere 650 que tenía hasta entonces. Para mí la Impala era una moto “en blanco y negro”, de hecho era la moto de las "batallitas" de mi padre y de la que en casa había muchísimas fotos -en blanco y negro, claro está - de rallyes, subidas en cuesta, Montjuïc, etc..., pero nunca me había despertado ningún interés. Cuando mi padre llegó a casa y nos dijo que en el garaje tenía una moto nueva, yo y mis hermanos bajamos esperando encontrar algún último modelo de Honda, pero al ver aquella “moto antigua” la verdad es que nos quedamos un poco fríos.

 

Emilio Dominguez
Emilio Dominguez


En ocasiones le habíamos oído comentar que algún día volvería a tener una, que con ninguna moto se lo había pasado tan bien como con la Impala, que las sensaciones que había vivido sobre de esta moto nunca las había vuelto a sentir con ninguna otra moto, y que estaba harto de estas motos tan modernas a las que no se les puede cambiar una simple bujía sin desmontar antes media moto, y que además le iban demasiados grandes - Pocos meses antes había caído con una Transalp en un semáforo cuando llegando justito al suelo el pantalón se le enganchó al estribo, y no se lo sacaba de la cabeza -. La Impala 2 que llegó a casa era el último modelo que quedaba en la fábrica de Esplugues. Hacía poco que Montesa había entregado una partida de motos a la Policía de algún país suramericano, y sólo había quedado una unidad en fábrica. Entre los compañeros y amigos de mi padre le insistieron mucho en que se la quedara él, y viendo que Artemio Paladín, Arturo Rores, Jordi Permanyer, Paco Mateo, etc., todos la utilizaban a diario y estaban encantados, pues al final decidió volver a la Impala. En aquel 1989 yo tenía 20 añitos y me estaba sacando el carné de moto grande para comprarme una Honda NS125F (La “Rothmans”) que era la moto ideal según mis estándares. Era moderna, deportiva, potente y atractiva. Por el contrario, mi padre me insistía en que lo que yo necesitaba era una moto cómoda, sencilla, de bajo consumo y bonita como la Impala 2, y me decía que si quería todavía podríamos encontrar alguna nueva en algún concesionario Montesa... yo pensaba que mi padre ya se empezaba a hacer mayor y evidentemente seguía soñando con la Honda...
Quintanilla (92(, Roures (91), Palahy (82) y Dominguez (81)

Palahy y Dominguez. Rally de Lleida 1963

martes, 16 de junio de 2009

Juventud en Montesa

En realidad mi padre no acabó de aparcar del todo su afición al futbol. Lo que hizo fué dejar el equipo en el que jugaba - el Santfeliuenc - ya que técnicamente es lo que le pidió mi abuelo, y continuó jugando en el equipo de futbol de Montesa que competía en una categoría bastante inferior. Los entrenamientos no eran tan frecuentes ni exigentes como en el anterior club lo que le dejaba más tiempo para estudiar y para las motos.







Fotos Sup: El Montesa FC con "ilustres" como Arturo Roures (Entrenador)
y Paco Mateo (Masajista) . Foto Inf: mi padre con su recién estrenada Brio
en Montjuïc

Al poco tiempo de estrenar la Brio ya empezó a participar en algunas pruebas de regularidad, pero no fué hasta la aparición de la Impala en 1962 que comenzó a participar en serio en Rallys y carreras de resisténcia en las que coincidió con pilotos consagrados como Oriol Regás, Felipe Millet, Jose Mª Arenas, etc.

A partir de ese momento, el fútbol quedó en un segundo plano y aunque nunca dejó de jugar como aficionado, sus esfuerzos se concentraron en las motos y en la recién creada Escudería "Los Tomates" de la que fué uno de los fundadores junto con Arturo Roures, Artemio Palacín y Quique Palahy...pero ésta historia merece un capítulo aparte.












                                               1964: Los Tomates en la Barceloneta